Actualizado el martes, 21 septiembre, 2021

¿Sabes qué son Los Cuatro Acuerdos Tolteca? Miguel Ángel Ruiz Macías (nacido el 27 de agosto de 1952), más conocido por su seudónimo de Don Miguel Ruiz, es un autor mexicano de textos espirituales.

Su libro más famoso es “Los cuatro acuerdos”, un libro de sabiduría tolteca, publicado en 1997. Es un libro lleno de sabiduría sobre el equilibrio personal. En él, el autor enseña al lector los acuerdos básicos de una vida plena.

Según la tradición tolteca, poniendo en práctica estos cuatro acuerdos, tu vida puede cambiar, siempre y cuando seas impecable con ello. En la medida que alguien te quiere lastimar, en esa medida ese alguien se lastima a sí mismo.

“Es fácil vivir con los ojos cerrados,
interpretando mal todo lo que se ve…”
JOHN LENNON

Los cuatro acuerdos toltecas, propiamente dichos, son los siguientes:

SÉ IMPECABLE CON TUS PALABRAS
Lo que sale de tu boca es lo que eres tú.
Si no honras tus palabras, no te estás honrando a ti mismo.
Si no te honras a ti mismo, no te amas.
Honrar tus palabras es honrarte a ti mismo,
Es ser coherente con lo que piensas y con lo que haces.
Eres auténtico, y te hace respetable ante los demás y ante ti mismo.

NO TE TOMES NADA PERSONALMENTE
Ni la peor ofensa.
Ni el peor desaire.
Ni la más grave herida.

NO SUPONGAS
No des nada por supuesto.
Si tienes duda, aclárala.
Si sospechas, pregunta.
Suponer te hace inventar historias increíbles que sólo envenenan tu alma y que no tienen fundamento.

HAZ SIEMPRE LO MEJOR QUE PUEDAS
Si siempre haces lo mejor que puedas,
Nunca podrás recriminarte nada o arrepentirte de nada.

Don Miguel Ruiz

acuerdos toltecas

Veamos más en detalle Los cuatro acuerdos de la sabiduría tolteca

Primer acuerdo:

SÉ IMPECABLE CON TUS PALABRAS

Nuestra forma de expresarnos es nuestro fiel reflejo de cómo somos. Debemos ser coherentes entre nuestra forma de pensar y nuestra forma de decir y de actuar.

Nosotros somos nuestras palabras y la forma en que las empleamos expresan cómo nos relacionamos. Debemos ser cuidadosos con ello para no herir susceptibilidades y ponerse en el lugar del que recibe lo que nosotros le decimos.

Segundo acuerdo:

NO TE TOMES NADA PERSONALMENTE

Aquí entra la contradicción entre la libertad de expresión y la ofensa. “La idea de ofensa expresa que el ofendido entiende que ha padecido una injusticia, ya que las palabras pronunciadas contra él son falsas o injuriosas”.

Una falta de respeto o de educación, pueden ser entendidas como ofensa. Pero no siempre la ofensa es intencional. La ofensa depende de la sensibilidad de cada persona.

Hay que tratar de aprender a reconocer que cuando alguien está muy enojado puede llegar a decir las barbaridades más tremendas. Pero no son contra ti, seguramente, sino contra la situación que lo hizo enojar y se descarga contigo. Salvo que lo hayas hecho enojar con alguna actitud tuya. En ese caso, deberás asumir las consecuencias.

Hay personas se ofenden fácilmente porque ven en el otro una actitud que no les gusta y se sienten atacado. Lo que te molesta del otro, tiene que ver contigo.

Tercer acuerdo:

NO SUPONGAS

¿Cuántas veces te ha pasado de suponer que lo que alguien te dijo fue con otra intención de la que tú creías? Este es un tremendo error por no saber comunicar bien y no saber escuchar bien.

El error radica entre…

LO QUE DIGO

LO QUE QUISE DECIR

LO QUE EL OTRO ESCUCHÓ

LO QUE EL OTRO INTERPRETÓ

No hay peor cosa que hacer suposiciones por no entender lo que nos están diciendo, porque siempre saldremos dañados. Además, seguramente estarás mal juzgando y cuando te des cuenta de tu error, querrás que te “trague la tierra”. Ante la duda… ¡PREGUNTA!

También, debemos ser muy cuidadosos y precisos al hablar y buscar las palabras exactas para que, justamente, no se malinterprete lo que decimos.

Cuarto acuerdo:

HAZ SIEMPRE LO MEJOR QUE PUEDAS

Algo que siempre digo es que hay dos maneras de hacer o decir las cosas: bien o mal. No es más o menos. Por eso es tan importante pensar bien antes de actuar porque podemos herir a alguien, innecesariamente.

Si hacemos un trabajo vamos a hacerlo bien y si no estamos capacitados para hacerlo, no lo hacemos. Debemos reconocer nuestras limitaciones.

A veces, las cosas pueden no salir bien pero la intención que tuvimos fue buena, y eso es lo que importa.

Estos cuatro acuerdos de la sabiduría tolteca debiéramos tenerlos impresos y poner la hoja en algún lugar visible de la casa, para que nos “refresque la memoria”.

Cuando quiero tener un recordatorio, a mí me sirve ponerlo con un imán en la puerta de la heladera. ¿Te parece una buena idea?

¡Empecemos a revisar nuestras acciones!

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