Actualizado el viernes, 8 diciembre, 2023

¿Qué es la ESPERANZA? “La esperanza puede ser una fuerza muy poderosa. Tal vez no haya magia real en ella, pero cuando sabemos lo que deseamos y lo sostenemos como una luz en nuestro interior, podemos hacer que las cosas sucedan, casi como si fuera verdadera magia”. Laini Taylor

Nota escrita por Isabel Quesada para Mayores Conectados

¿Quién no cree merecer algo?

¿Quién no soñó, alguna vez, con lograr cumplir un propósito?

Esperanza no es lo mismo que optimismo, es un estado de ánimo en el cual se cree que aquello que uno desea o pretende, es posible. No es la convicción de que algo saldrá bien sino de estar convencidos de que algo tiene sentido, más allá del resultado.

En estos tiempos en los que nos toca vivir, alguien podrá decirme: ¿De qué estás hablando? A lo cual yo podré responder:

Hablo de lo que yo nunca perdí, aún en los peores momentos de mi vida.

Cada uno vive su propio problema como si fuera «un Mundo» que se le vino encima. Pero, el que se hunde con él, pierde; el que se compara con otro, pierde.

¿Esperanza pasiva o esperanza activa?

La esperanza puede manifestarse de forma pasiva o activa: podemos esperar que todo cambie o podemos intervenir para que eso suceda.

La Esperanza pasiva es aquella en que esperamos que las cosas cambien por sí mismas, sin nuestra intervención. Es como querer alcanzar algo sin movernos, quedándonos en nuestra zona de confort. Creer merecer algo y esperar a que suceda.

La Esperanza activa, por el contrario, es aquella en que cada uno hace que las cosas sucedan como cada uno se lo propone, gracias a la propia actitud y esfuerzo.

Si tu esperanza es activa, va a ser más difícil que la pierdas; verás cómo todo se va ordenando.

Para que esto suceda hay que estar atento a las oportunidades y atreverse. Lo que pase en la vida de cada uno dependerá solo de cada uno, del modo en cómo encarar los problemas y confiar en crear su propio destino.

¡Sálvese quien pueda!

¿Cuál sería la tabla de salvación? Nada menos que la Esperanza misma.

El asunto es ¿cómo hacerlo? ¿Cómo hacer para no caer en la desesperanza?

¡Manos a la obra!

Identifica la situación en la que te encuentras. Trata de enfocarte en cómo te gustaría fuera esa realidad a la cual aspiras.
Piensa en lo que quieres y por qué lo quieres. Muchas veces tenemos deseos de vivir de un modo diferente aún sin saber si nos gustará.

Cuida de ti. Pon atención y escucha a tu cuerpo. Los dolores nos advierten que algo está sucediendo en nuestro interior.
Mira a tu alrededor. Tantas veces tenemos puesto el foco en situaciones que nos hacen daño, que se nos pasan de largo las que, realmente, pueden hacernos bien.

Cuenta con los demás. Si necesitas ayuda solo tienes que prestar mucha atención y, con toda seguridad, encontrarás a alguien que te escuche y que te abrace. Tal vez, la persona menos pensada…
Actúa en pequeño. Si te planteas objetivos a corto plazo, te será más fácil llegar a ellos.

Lo importante en la vida no es la meta sino el camino. Cada uno elige cómo llegar a la meta. Si tenemos muy claro nuestro deseo, lo que queremos conseguir, hará mucho más fácil nuestro camino.

La esperanza está allí, al alcance de tu mano. ¡No te rindas!