Actualizado el lunes, 15 febrero, 2021

La risa tiene poderes curativos. Cada vez más en los hospitales infantiles y geriátricos, se está utilizando este método. Hacer reír como parte de una terapia, ayuda a sanar.

Una buena carcajada relaja los músculos y ensancha los pulmones al llenarse más de oxígeno. Esto provoca un aumento en la circulación sanguínea y una relajación del sistema nervioso. Cuando reímos a carcajadas movemos 420 músculos de nuestro cuerpo.

La risa desde el punto de vista psicológico, nos levanta el ánimo, nos equilibra emocionalmente. En muchos casos, nos ayuda a encontrarle la solución a un problema. Reír es una actividad fisiológica en la que interviene todo nuestro organismo.

¿Que es la risoterapia?

La risoterapia, según reconocidos médicos, aumenta la capacidad de nuestros pulmones, incrementa la secreción hormonal, expande los vasos sanguíneos, acelera la reparación de los tejidos, y estabiliza las funciones del organismo.

Esta moderna psicoterapia, se basa en tres puntales, la risa, el optimismo y la carcajada estruendosa. Todo se basa en numerosos estudios y pruebas experimentales que han realizado psicólogos y psicoterapeutas. La emoción risueña, la risa y la alegría, provocan una serie de estímulos favorables en el sistema nervioso vegetativo y en el central. Esto tiene incidencia en las partes altas y más complejas del cerebro.

La risa favorece a nuestro organismo

Se ha demostrado con diversos estudios, aspectos de nuestro organismo que gracias a la risa mejoran notablemente

  • La risa fortalece el sistema inmunológico. Al reír frecuentemente liberamos endorfinas, que protegen nuestro organismo de infecciones.
  • Nuestro cuerpo se hace más resistente a las enfermedades crónico-degenerativas, como son las cardiovasculares o la diabetes.
  • Para quienes siempre tienen los pies y las manos frías, está comprobado que reír provoca calor interno. La risa envía más oxígeno a los tejidos, haciendo que entren en calor.
  • La risa acentúa la eliminación de toxinas, y multiplica la presencia de leucocitos en la sangre que se encargan de formar una barrera defensiva contra los microbios.

El caso de Norman Cousins

Como hecho comprobable, está el caso de Norman Cousins, editor del periódico Saturday Reviews, y empresario de Nueva York. A los cincuenta años de edad le diagnosticaron espondilitis anquilosante, una especie de artritis espinal muy dolorosa, y que lo dejó lisiado.

La cura para la enfermedad no se conocía, entonces Norman cayó en un estado depresivo total. Cuanto más se deprimía más empeoraba su estado.

Fue entonces cuando le recetaron un poco de alegría. Entonces encargó que le compraran una serie de películas cómicas. Apenas se empezó a reír a carcajadas comenzó a sentirse mejor, y descubrió que por cada diez minutos de carcajadas, seguían dos horas sin dolor.

Siguió con esta rutina y a los pocos días pudo otra vez conciliar el sueño.

Reía tan fuerte que en el sanatorio comenzaron a quejarse los internos. Entonces se hizo trasladar a un hotel, que a la vez le salía la mitad de precio, y donde se podía reír sin que nadie se quejara.

Con la terapia de la risa, una dosis de vitamina C, y siguiendo al pie de lo letra los consejos de los médicos, logró curarse totalmente de la enfermedad.

Esta experiencia le sirvió para poder lanzar el libro «Anatomía de la Risa», en el que cuenta paso a paso su historia.

Científicamente se puede asegurar que la risa favorece la producción y la liberación de varias sustancias químicas. La dopamina, la serotonina y la adrenalina.

La dopamina es un neurotransmisor que eleva el estado de ánimo.

La serotonina es una especie de endorfina con efectos calmantes y analgésicos y la adrenalina nos permite estar más despiertos y proactivos.

Así que nada mejor que una buena risa para mejorar nuestro sistema inmunológico

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